Tuesday, November 20, 2012

La segunda mujer

Claudia se presenta a la entrevista con su terapeuta, Beatriz, como todos los miércoles. Beatriz le pregunta como estuvo su semana a lo que la consultante responde, con cierta euforia:

- Muy bien.

La terapeuta indaga sobre el motivo de su estado emocional y pide que Claudia comente lo ocurrido.

- Hace unos años, dice ella, conocí por razones de trabajo a un hombre, ambos nos enamoramos y comenzamos a vernos, a escondidas,  ya que él tenía novia; supuestamente, según lo que me expresaba, era una relación que no funcionaba  y que la iba a terminar en algún momento; pasaron los meses,  la situación estaba igual y yo perdidamente enamorada de él.

 

- Un día lo llamo para que hablamos, me pasa a buscar por mi casa, y mientras íbamos en su auto le explico que yo no puedo continuar de la manera en que estamos; que siento la necesidad de compartir otros momentos con él, los fines de semana, que lo que tenemos no me alcanza; él no contesta, evidenciando que no tenía respuestas a mi pedido; comienzo a llorar desconsoladamente, anticipándome a lo que veía como un final predecible; le pedí que me lleve a casa, lo saludé y bajé del auto sabiendo que había dado por terminada la relación. Los días siguientes los viví con mucho sufrimiento pero convencida de que no iba a volver atrás.

-¿Qué es lo que hizo que lo dejaras? Preguntó Beatriz.